03 agosto 2007

Gloriosos días de trabajo



Hay días en los que las situaciones que se crean en el trabajo son de lo mas surrealista y yo llevo ya unos cuantos de esos acumulados, desde que se fue de vacaciones mi recepcionista (Teresita vuelve, por tu padre, que esto se va a pique).

Resulta que a mediados de Julio, nuestra querida María Teresa, mujer rubia de metro 60 escaso, con un instinto maternal inigualable y un acento cubano de lo más meloso "cuando sa-lí de Cu-ba..." perdón, que divago. Pues eso, que Teresita se fue de vacaciones (merecidas, eso si) y nos quedamos todos con el culo al aire, porque a partir de ese día por la recepción desfilaron todo un selecto grupo de personas dignos del más profundo estudio antropológico (y psiquiátrico).

Los primeros días estuvo Carmita (compatriota de Teresita), muy agradable y espabilada, yo creo que por eso nos la quitaron, porque como pilló el funcionamiento de todo a la primera... pues no tenia gracia, así que pasó a sustituirla un señor con bigote que lo único que respondía eran sonidos monosilábicos a lo que fuera que le dijeses:

_ Buenos días
_ Ya

_ ¿Me deja las llaves del baño?
_ Aja

_ Le dejo aquí estas llaves que ya pasa ... ...
_ Si

Y no me dejó ni terminar la frase, ¿y si hubiera terminado en "¡¿ya pasa un etarra a poner una bomba en mi despacho?!", seguro que me contestaría "bien".


Después del Sr. Monosílabo apareció un tipo bajito y gordo con la cara sonrosada y el pelo muy corto y blanquito, parecía afable, incluso tierno, pero tras esa imagen de abuelete entrañable se escondía un pervertido de categoría. Me acerco con un taco de albaranes a recepción sin hacer ruido (no por sigilosa si no porque no llevaba tacones) y veo en la distancia la pantalla del ordenador decorada con una par de tetas descomunales (si si, como leéis) y un encabezado que rezaba algo así como "pervertidospuntocom". Al ver tal cosa, de la impresión, debí emitir algún sonido tipo suspiro de resignación, por lo que el Yayo pervertido pegó un brinco en la silla al verse descubierto, que ya les gustaría a los saltadores olímpicos hacer tales marcas. Pero eso no acaba ahí, al rato salgo a por un sobre de mensajería (esta vez dando palmas para advertir de que me acercaba) y aun así me encuentro en su pantalla otras tetas (mas pequeñas pero igual de siliconadas) de una pagina que se llamaba "Miss Sonia" o algo similar. No me volví a acercar a la recepción en lo que me quedó de jornada, no fuera que a la próxima me lo encontrase desahogando sus pasiones cibernéticas (aaag).

Al día siguiente cuando entro por la mañana, escondida en mi chaqueta, no fuera encontrarme con el Yayo guarrón, vi que asomaba una cabeza diminuta de pelo corto castaño y ojos azules pero de género indeterminado, así que respiro aliviada. 20 minutos más tarde mi alivio se convierte en nerviosismo, Pulgarcita (era mujer) había montado tal follón con los botones de la recepción que todo el que necesitaba algo de mi planta me llamaba a mi para ver qué pasaba porque no había forma de comunicarse con recepción, los paquetes estaban pululando por todo el edificio y no había modo de localizarlos, ni de repartirlo a su correcto destinatario, amén de la correspondiente llamada para a visar de "tienes aquí un paquete/sobre" cada vez que llegaba un mensajero (a mí a penas me llegan 50 al día...). Pero eso no es todo, tras empantanar la centralita y marear los paquetes, cada vez que a alguno de nosotros se nos ocurría pasar por recepción, la minimujer nos soltaba una charla con un acento sudamericano irreconocible (e imposible de entender a la primera) de mínimo cuarto de hora, por lo que llegó un momento en el que todos decidimos evitar pasar por allí, cosa harto difícil, teniendo en cuenta que es lugar de paso obligado vayas donde vayas del edificio, pero aun así nuestro instinto de supervivencia nos dio los recursos suficientes para evitarla.

Pero el miércoles a las 14:00 horas (zulú jijiji) oí una voz familiar y cantarina que a todo pulmón rezaba "¡hola m'hija!", ¡¡¡si!!! era Teresita, al fin había vuelto. Yo lo siento mucho por que se acaben sus merecidas vacaciones.... pero sin ella esto estaba perdido.

¡¡¡Te queremos Teresita!!!

01 agosto 2007

Estoy espesa

Hay días en los que una goza de un espabile especial, sin embargo hay otros en los que parece que la cabeza la lleva rellena del mismo material que la almohada y ni es capaz de entender (que si de oír) con claridad lo que le dicen, ni de asimilarlo, ni de retenerlo más de lo que tarda en parpadear.

En días así, lo mejor sería volverse a la cama y formar un todo con las sabanas, el colchón y las ovejitas que saltan la valla. Pero como yo no puedo hacer eso (quiero, pero no puedo, por lo tanto lo de querer es poder... no cuela) he tenido que trabajar alegremente y cometiendo errores de bulto como quien no quiere la cosa, con esa naturalidad que a mi me caracteriza.

¿Que hay que mandar un mail, por supuesto en ingles?, pues yo logro comerme tal cantidad de letras que resulta bochornoso; ¿que lo que tengo es que contestar un sms? pues no acierto con ninguna letra, por lo que queda algo así como "gmka, tnneo mj" ¿que tengo que hacer una llamada? pues soy capaz de capaz de marcar el número tantas veces mal como prisa me corra la llamada...


Y así llevo el día, que soy una almohada con patas